Bienvenidos...

... a mi blog sobre mi viaje a Nueva Zelanda. Aquí podrán enterarse de mis aventuras y desventuras en este lejano país del otro lado del mundo, vividas a lo largo de los 7 meses de travesía.

Importante

Les aviso a los lectores que este blog está escrito de manera que las fechas de los posts no corresponden a su fecha de publicación, sino que a la fecha en que ocurren los sucesos descritos.

jueves, 30 de agosto de 2007

Fish fingers a lo pobre

Hoy me siento chef... creo que estar todo el día en la cocina tiene mucho que ver, pero resulta que hoy preferí cocinar a comer sopa en lata. El resultado fue una suerte de mezcla entre comida congelada y comida criolla que, aunque no se ve muy bien, resultó ser bastante apetitosa (y extremadamente alta en calorías y grasas saturadas).

Primer día en Sierra

Hoy comencé a trabajar en Sierra. Sin embargo, debido a mi falta de experiencia haciendo café, fui delegado rápidamente como mano de obra en la cocina. El trabajo: recoger platos, lavar platos, meter platos en el lavaplatos, sacar platos, ordenar platos, repetir. Si alguna vez vieron El Joven Manos de Tijera, pueden imaginarme trabajando como una máquina en una planta de producción en serie, iterando una y otra vez.

Sin embargo, no todo es tan aburrido como parece, pues el cocinero es un brasileño muy divertido, que no pierde ocasión para contar algún chiste o comentario gracioso (y sabe algo de español). Además, el resto del staff no está mal, aunque siendo Ernane (el cocinero) y yo (el goma) los únicos hombres del staff, creo que tendré aún más problemas con mi polola al volver a Chile.

Ah! Otra cosa buena del trabajo: como queda cerca de mi casa, no pago locomoción, y además me dan almuerzo y café gratis. Nada mal para partir.

martes, 28 de agosto de 2007

Total eclipse of the moon

Hoy encontré trabajo, y debido a esto decidí cenar apropiadamente e irme al sobre como es debido. Yo yacía postrado en mis aposentos, con pijama, lavado de dientes, habiendo hecho mis tareas y listo para dormir, cuando repentinamente Walter comienza a emitir una sarta de alaridos y gritos de jolgorio. Yo, pensando que la casa se estaba quemando o que habían visto a Elvis resucitado, salgo en mi onírica tenida deportiva para encontrarme con que todos mis flatmates se encuentran estupefactos mirando hacia arriba.

Y no es que estuvieran realizando alguna especie de ritual, sino que simplemente la luna se estaba volviendo roja. Para celebrar el hecho de haber encontrado pega (cosa que para la fecha ya parecía una misión destinada al fracaso), la luna se vistió de gala y me ofreció un eclipse total. La perfecta combinación de dos acontecimientos inusuales.

Window shopping for jobs

Debido a mi mala suerte buscando empleo mediante sitios web, hoy decidí utilizar un enfoque más tradicional: ir puerta a puerta con mi currículum, viendo en los distintos locales si necesitaban mano de obra sobrecalificada dispuesta a trabajar a sueldo mínimo. Snif, echo de menos poder ser ingeniero, pero ejercer la carrera es difícil cuando se es extranjero, sobre todo cuando tu visa te permite trabajar por sólo 3 meses con el mismo empleador.

Pubs, licorerías, librerías, tiendas de ropa elegante, de ropa no tan elegante, de venta de géneros, de joyas... ¡nada! Emmm, sí, lo sé, ¿venta de géneros, de joyas? Un tanto "poco masculino" para cualquier punto de vista, pero cuando uno tiene que pagar renta, comida y carretes, todo dinero es bienvenido.

Ya había llegado al final de la calle Ponsonby, y con ésta también se acababan mis esperanzas de encontrar empleo por hoy. Sin embargo, cuando caminaba de vuelta por Ponsonby (por la otra vereda) me encuentro con un pequeño café con un letrero "Wanted sucker who wants to work like a slave for nothing but congratulations, peanuts and maybe some coins", lo que mi mente tradujo inmediatamente como "Se busca a Andrés Teixidó para que trabaje por BLA BLA BLA dinero BLA BLA BLA empieza a trabajar cuanto antes!", gracias al entrenamiento de inglés que he estado recibiendo día y noche durante estos 10 días que he estado en NZ. Entré rápidamente con cara de dónde firmo, entregué mi CV, le vendí la pomada de que era el mejor lo-que-sea-que-necesite que pudiera encontrar en Auckland, y quedamos en que comenzaba a trabajar el viernes...

Ahora tengo trabajo estable como kitchen hand en Sierra Coffee, no muy bien pagado pero me permite sobrevivir (lo que siempre es bueno).

lunes, 27 de agosto de 2007

De pesos a dólares kiwi

Los cajeros automáticos me han superado. He estado toda la semana tratando de sacar mis preciados chilean pesos de mi cuenta, con resultados nulos. He intentado una y otra vez: NZ$1000, NZ$900, NZ$800... ¡ni siquiera con NZ$600 funciona! ¿Qué será? ¿Acaso tenía que hacer algún trámite en Chile para sacar plata en Nueva Zelanda?

Hoy hablé con Elizabeth, mi polola, y le expliqué mi angustia. Mis pocos dólares neozelandeses se estaban acabando, y no había sido capaz de sacar ni un centavo (cosa que sería aún más dicícil pues, como pueden suponer, los cajeros automáticos sólo expenden billetes). Sin embargo, la Eli llegó con una solución que resolvió inmediatamente mi dilema: si en Chile el máximo de plata que se puede girar en un cajero es de 200.000, entonces el error que me lanzaban los cajeros kiwis podía tener relación con que estaba intentando sacar más que el máximo permitido.

A ver, niños, unas lecciones de matemática: si el NZ$ está a unos 370, entonces 200.000 / 370 = NZ$540.54

Por ley de Murphy, justo cuando desistí en NZ$600, el siguiente intento habría resultado. En fin, ahora puedo disfrutar de kiwi dollars, aunque si no encuentro un trabajo estable pronto tendré que hacerlos cundir. Ya que las clases de álgebra y probabilidades parecieron no haber tenido efecto en mí, ojalá que las de economía y optimización tengan mejores resultados.

Una imagen dice más que mil palabras

Hace tiempo que no posteo, y esta vez lo haré sólo para informar que actualicé los posts anteriores, agregando imágenes y videos. ¡Que los disfruten!

sábado, 25 de agosto de 2007

Una expo candente

Un nuevo día comienza, y con él una invitación diferente. Mis flatmates se acercan a mí para preguntarme si voy o no a la Erotica Expo. Yo, inocentemente, pregunto: "¿Y eso que es?"... Para rescatar mi autoestima, obviaré los apelativos adquiridos inmediatamente luego de haber proferido tan absurda pregunta.

Lamentablemente para mí, mis estimados (y elocuentes) compañeros iban a partir bastante temprano, para aprovechar al máximo del atractivo cultural que la expo tenía para ofrecer. Lamentable, puesto que iban a compartir una van/taxi, y yo tenía planes hasta después de almuerzo y no sabía cómo llegar. Que mis planes hayan sido quedarme hablando con mi amadísima polola (o "novia", para los que no hablan chileno) no me servirá de nada para salvarme de la paliza que me espera al retorno de mi viaje. Sin embargo, ningún héroe ha rechazado una aventura, aún sabiendo los peligros que ésta conlleva.

De cualquier manera, luego de un apetitoso almuerzo (donde apetitoso equivale a comida-congelada-que-hasta-una-ameba-podría-cocinar) me dirigí a Britomart para tomar el tren que me dejaría en la estación de Greenlane, a pocos metros del lugar de la expo. Poco sabía yo que el tren demoraría 40 minutos en llegar a Britomart, otros 20 a Greenlane, y que luego tendría que caminar 20 minutos. El resultado final fue que al llegar, todos mis amigos habían disfrutado de la participación de Walter (el otro chileno del flat) en un show erótico interactivo, y que había causado sensación entre el público kiwi... no entraré en detalles, pero si quieren saber más, pregúntenle a cualquier kiwi por el chileno de la Erotica Expo.

Luego de enterarme que había llegado como 2 horas después del espectáculo criollo, me tomó bastante tiempo encontrarme con mis amigos. Antes de lograr contactarlos, tuve que deambular por pasillos llenos de revistas, DVDs y diversos artículos de todas formas y colores.

Finalmente, logré toparme con mis flatmates. Éstos se encontraban disfrutando del desplante de unas showgirls (es decir, los hombres disfrutaban... las mujeres se morían de aburrimiento). Me comentaron una y otra vez de la hazaña de Walter, para luego hacerme un pequeño tour por el lugar.

Luego de caminar por todos los pasillos (cosa que tomó bastante tiempo, pues el lugar era bastante grande), llegamos a la fuente de todos los males, un lugar terrible del cual casi no salgo con vida. Iba caminando distraídamente, abrumado por los innumerables estímulos que ofrecía el lugar, cuando repentinamente una criatura se abalanza sobre mí y posa su garra sobre mi hombro: un guante masajeador. Como era de esperar, el ataque resultó fatal. Fue tal la sensación de relajo que no tuve más opción que resistir una y otra vez los ataques de la bestia anti-stress. Creo que el hecho de que preguntara "¿cuánto vale el guante?" fue incentivo suficiente para que la promotora intentara relajarme hasta el punto de perder el control de mi sistema urinario. Afortunadamente no llegué hasta tal extremo, y logré escapar con vida (y control del esfínter).

El resto del paseo por la expo continuó sin "contratiempos", y luego de mucho caminar decidimos que era hora de volver a la casa. Sin embargo, no iba a haber ido a tan inusual lugar sin traerme un recuerdo o evidencia, como prefieran llamarlo. De cualquier manera, algo "inofensivo" ;)

viernes, 24 de agosto de 2007

Mi primera pega

Mis intentos fallidos no me desanimaron lo suficiente como para dejar de buscar trabajo. Así, continué mi odiséica búsqueda de empleo en diversos sitios al estilo laborum-a-la-kiwi. Pero además, mi hermana (a la cual le debo construir un altar a estas alturas) me envió un dato de una empresa llamada Bestaff, la cual estaba reclutando gente urgente... URGENTE! Una oportunidad de oro.

Envié un texto a Julia de Bestaff, y me respondió al poco tiempo, diciéndome que necesitaba gente. Es por eso que hoy, a las 15:30 estaba yo en Eden Park (aunque me habían citado a las 16:30... no estaba dispuesto a sufrir contratiempos), listo para iniciar mi primer día laboral. El trabajo consistió en atender las necesidades culinarias de los asistentes al evento durante un partido de rugby. En particular, se trataba de un buffet, por lo que no había que tomar orden ni nada por el estilo. "Fácil", pensé yo... qué equivocado estaba.

Durante la primera mitad del evento, todo bien: revisar las mesas de buffet, reponiendo las bandejas de pollo, carne o papas, según necesario. Sin embargo, de un momento a otro, los comensales empezaron a mostrar un comportamiento poco predecible: se estaban volviendo adictos al pollo!! Unos verdaderos autómatas enajenados, devoradores de plumíferos por cantidades industriales. Rápidamente, las bandejas de pollo se vaciaron, y tuvimos que realizar verdaderos milagros para multiplicar los pollos y lograr reponer las bandejas a tiempo, antes de que los furiosos comensales ansiosos de pollo empezaran a tirarnos las papas por la cabeza.

Una vez terminada la carrera de los pollos, mis compañeros se dedicaron a recoger las mesas, mientras yo (por indicación de la jefa) me quedé mirando como los pobres trabajaban a mil por hora... suckers! Mi pega fue bastante fácil comparada con la de ellos: tuve que limpiar el desorden causado por los devorapollos en las mesas de buffet, nada tan terrible, tomando en cuenta que de pollo no quedó casi nada... lo único terrible fue que pronto me di cuenta de que los míseros restos de comida que quedaban en la bandeja iba a ser toda la comida a repartir entre nosotros, los pobres trabajadores del evento.

Luego nos llamaron a comer. Como yo me había portado muy bien, me llamaron primero, y para mi sorpresa, QUEDABA POLLO!! Entre el hambre y la curiosidad, engullí rápidamente el animal... una delicia rellena con una salsa de queso. En ese momento, entendí el absorto comportamiento de los comensales. Luego de rellenar el estómago con lechuga, acelga y otros pastos, tuvimos que seguir trabajando. Nadie nos advirtió lo que venía...

Al llegar al primer piso, donde estaban las bandejas de postres que debíamos llevar al quinto piso por ascensor, nos avisan que el maldito dispositivo anti-gravedad se acaba de echar a perder. Con la moral por los suelos, nuestra jefa de staff agarra la primera bandeja y parte corriendo escaleras arriba! ¡Qué despliegue de valor! ¡Qué compromiso! ¡Qué mierda de trabajo en el que me metí! Tener que correr 5 pisos con bandejas de metal que pesaban más que su mísero y dulce contenido, ida y vuelta, incontables veces... explotación de las masas trabajadoras, digo yo! Mentira, después de subir y bajar en busca de bandejas, con suerte me quedaba oxigeno para mis neuronas, ¿cómo lo iba a andar gastando en hablar?

Una vez terminada nuestra bandejatlón, nos dieron un muy pero muy merecido descanso, del cual hice uso y abuso. Me dediqué a tomar galones y galones de agua, y a ver el juego de rugby que estaba por finalizar. Finalmente, recogimos botellas y platos de postre y quesos, y picoteamos uno que otro plato intacto.

El final del evento significó dejar todo ordenado... una reverenda lata. Así que rápidamente junto a mi equipo nos dedicamos a recoger las sillas sobrantes, armar las mesas, botar la basura, etc., todo antes de las 00:30, hora en la cual pasaba el último tren. Afortunadamente, pudimos escaparnos a tiempo para tomar el tren, y nos fuimos descansando, hablando de cosas misceláneas y (al menos yo) disfrutando de rock progresivo británico de muy buena calidad... sólo espero que paguen bien...

jueves, 23 de agosto de 2007

Bravo! Una nueva oportunidad

Luego de un primer intento fallido por obtener una pega, seguí las recomendaciones de mi hermana y le pegué una visita a la agencia de hospitality Bravo, para la cual Fran ya había trabajado con anterioridad.

Cuando llegué, pregunté por Fiona (contacto que me dio mi hermana), pero no se encontraba. Como me dijeron que volvía en media hora, aproveché para caminar un rato y conocer la calle Ponsonby. Ahí encontré un cibercafé, chico pero con webcam y Skype... muy útil para mis propósitos comunicativos a larga distancia.

Cuando volví, Fiona todavía no había llegado, así que me atendió un tipo muy genérico llamado Staff #1. Me llevó al segundo piso para que llenara un formulario, y me dejó a mis anchas. Mientras llenaba el formulario, llegó otro genérico Staff #2 para preguntarme si estaba listo (habían pasado como 2 minutos.... ¡no molestes!). Luego apareció Staff #3, de ahí Staff #1, Staff #4, etc... un carnaval de personajes irreconocibles para mí (aparte del número que apropiadamente les asigné).

Una vez hube terminado el formulario, y por ley de Murphy, ninguno de los susodichos personajes apareció para retirarlo. En lugar de eso apareció un perro de mi tamaño... UN PERRO GIGANTE EN UN DEPARTAMENTO DE 2x2!!! Bueno, yo estaba ahí para buscar pega, no para determinar el hogar apropiado de la fauna local.

Luego de 1 hora, finalmente se dignaron de preguntarme si estaba listo, y comenzaron a hacerme preguntas... nuevamente, la falta de experiencia (en este caso en banquetería y eventos) me jugó en contra.

Llevo poco tiempo en Auckland, pero como un reloj de arena el dinero de mi cuenta bancaria se va drenando lentamente... pero para pasar las rabias, nada mejor que un paseo por Western Park, uno de los múltiples parques que Auckland nos ofrece.

miércoles, 22 de agosto de 2007

A new home

Luego de mi entrevista de trabajo, tuve que volver rápidamente al midtown, porque tenía que juntarme con mi hermanita para un trámite muy importante: ¡mi cambio de casa!

Así es, desde hoy estaré viviendo en una acogedora casa llena de ingleses, alemanes, irlandeses y otro chileno... ¡welcome to the flat, Andrew!

Cuando llegamos, comencé a bajar las cosas del auto: un bolso, una maleta, y un PC que Dave gentilmente me prestó para poder tener internet en mi pieza. En la entrada de la casa nos recibió Walter, el otro chileno que se está quedando en el flat. Me mostró las dos piezas que estaban disponibles, para que eligiera, y además me dio un tip muy importante: una vez elegida la pieza, saquear cuanto fuera posible de la otra pieza para quedar con lo mejor. Qué les puedo decir... chileno! Y qué más les puedo decir... saqueé la otra pieza como el mejor de los corsarios. Me quedé con una provisión no despreciable de almohadas, una cómoda con buenos cajones y un velador.

Mi pieza todavía se ve muy fome, por lo que no me digné a tomarle ni siquiera una foto. Ya les mostraré la pieza cuando esté más digna.

Luego de dejar las cosas en la pieza, mi hermana querida del alma me llevó al supermercado para hacer mi primera compra kiwi. Así que recibí tips sobre qué comprar y qué no. Básicamente, la guía de compra debía cumplir los siguientes requisitos:
  • No chocolates
  • No bebidas
  • No dulces
  • No carnes
  • No verduras caras
  • No lácteos
  • No nada
Al final, terminamos comprando muchas latas (atunes y sopas al por mayor), arroz, pastas, sal, azucar, café, te... puras cosas fomes pero al alcance de mi presupuesto. Bienvenido al mundo del backpacker, Andrés.

LOST Episode 2

Hoy tuve una entrevista de trabajo, para una pega relacionada con Data Entry y Customer Service (call center y llenado de datos en sistema). Sin embargo, lograr llegar a mi destino no fue tarea fácil...

Tuve que despertarme tipo 5:50... muerto de sueño porque todavía no me adecuo al ritmo kiwi (despertarse temprano y acostarse MUY temprano). Luego de un nutritivo y silencioso desayuno, partí caminando para tomar el bus. Cabe mencionar que acá en Auckland los buses pasan a una hora establecida, y además cumplen efectivamente sus horarios! Todo un Transantiago, ¿eh?

La cosa es que llegué bastante más temprano de lo que tenía presupuestado, por lo que mi viaje hacia Britomart resultó ser aún más expedito...

Una vez ahí, decidí aventurarme a tomar el primer tren que pareciera servirme. Nada de andar perdiendo tiempo leyendo letreros con nombres de lugares que ni conozco, ni andar preguntando como un simple turista por indicaciones. No, no yo!

Como pueden imaginar, no aprendí mi lección y tomé el tren equivocado... Afortunadamente, a pájaro madrugador Dios le ayuda, así que tomé el tren de vuelta, pagué $1.60, me tragué mi orgullo (nuevamente), pregunté qué tren me servía, y comencé mi viaje nuevamente.

Sin embargo, mis problemas no terminaron ahí. Una vez en la estación correcta, tenía que dirigirme a la dirección que me indicaron por teléfono. Preguntando por ahí logré llegar a la dirección: mil y un edificios corporativos sin ninguna indicación de qué empresas trabajaban en ellos ni nada por el estilo. Peor aún, yo sabía que la pega era para Vodafone (empresa de telefonía), pero no tenía claro el nombre del subcontratista, pues cuando me llamaron para la entrevista yo me encontraba en un bus y no escuché casi nada... En fin, buena suerte haber llegado 1 hora antes, pues tuve que recorrer todo el complejo corporativo en busca de mi legendaria agencia. Finalmente, con la ayuda de Fran (mi segunda mamá) y un poco de suerte, logré encontrar el bendito edificio y por ende la agencia. Parte de los juegos del destino, llegué a la entrevista 5 minutos antes de la hora a la que me citaron.

Luego de esperar unos minutos, llegaron otros aspirantes al trono. Luego nos llamaron a todos para que llenáramos un formulario ETERNO. Mientras llenábamos el formulario de proporciones homéricas, comenzaron a llamarnos (tipo random encounter) para probar nuestras habilidades computinas. El test medía la cantidad de palabras digitadas por minuto y la cantidad de errores. Yo me considero un buen tecleador, pero cuando la cosa es en un teclado en inglés (donde los símbolos están en otro orden) deja de ser tan simple. De cualquier manera, llegué a la no despreciable velocidad de 44 wpm, suficiente para llamar la atención.

Sin embargo, la última parte de la entrevista consistió en hablar de nuestra experiencia, sobre todo en data entry... todos los demás habían tenido experiencia en data entry y/o callcenters, yo no. Luego, nos mencionaron los horarios: data entry de 17:00 a 00:00, call center + data entry de 9:00 a 5:00 (o algo así). Como yo todavía no soy ningún experto en inglés técnico, y el horario de 5 a 12 no me acompañaba mucho, tuve que desistir... lamentable, pero ya surgirán nuevas oportunidades.

martes, 21 de agosto de 2007

Learning animals' names

El zoológico de Auckland me pareció muy bonito, ordenado y muuuuuuuuuy limpio. Si alguna vez vienen a Auckland, dense una vuelta por el zoo porque de verdad vale la pena.

Dado que no voy a describir cada una de las criaturas que pude apreciar en mi visita, me limitaré a listarlas, pero para que aprendan un poco las pondré en inglés:
  • giraffe
  • zebra
  • springbok
  • african lion
  • flamingo
  • elephant
  • hippopotamus
  • serval
  • otter
  • lemur
  • swan
  • brolga
  • masked lovebird
  • sun conure
  • mara
  • java sparrow
  • parrot
  • spur-winged plover
  • senegal dove
  • etc...
Ah! También había un jardín tradicional japonés que me pareció muy interesante...

LOST

Luego de un refrescante paseo, me dirigí a Britomart para tomar el bus que me dejaría en el zoológico. Noten el tono condicional: dejaría, como si fuera a pasar pero algo se interpusiera en el camino de su efectiva conclusión. Y ese algo se llama orgullo.

Como buen hombre, no pregunté por indicaciones. Sólo las mujeres preguntan por indicaciones... bueno, las mujeres y los hombres con sentido común. Yo, en cambio, soy todo un profesional en el arte del turisteo y NO PREGUNTO POR INDICACIONES. Debido a esta regla indiscutible, me enchufé a mi inseparable iPod, el cual en esta ocasión decidió reproducir al infaltable Bon Jovi.

Una vez en mi destino, miré extrañado en todas direcciones: 360° de cualquier cosa menos zoológico. Luego de reflexionar sobre el simple hecho de que los animales del zoológico no pueden vivir en casas de estilo europeo, la conclusión se hizo evidente: estaba perdido!

Luego de deambular por barrios enormemente peligrosos, en el cual la mayor amenaza consiste en que el café matutino se enfríe mientras uno decide si leer primero la seccion deportiva o de farándula del periódico, me topé con un gentil señor, que no sólo me indicó dónde se encontraba el furtivo zoológico, sino que también me indico un atajo... toda una invitación para un aventurero como yo (así como también una gran oportunidad para perderme nuevamente).

Lamentablemente para ustedes, Murphy no me acompañó en esta segunda etapa de mi travesía hacia el zoo. En lugar de eso logré disfrutar de un bonito paisaje, lleno de hermosas casas y muchos árboles, para luego llegar a un parque y a continuación el tan ansiado zoológico. Creo que el bullicio y el hedor de miles de animales sólo se disfruta realmente luego de una travesía, ¿no creen?

Of boats and buildings

Hoy en la mañana realicé un paseo antes de dirigirme a mi destino final (el zoo). Dado que todavía no conozco bien las calles, caminé por las más transitadas hasta el momento: Victoria St., pasando por Nelson St. hasta llegar a Customs. En ese momento, la brisa marina llamó mi atención...

Me dirigí hacia esa fuente de salina frescura para encontrarme con una grata sorpresa: una pequeña marina con unos no tan pequeños yates! Me pareció muy agradable, por lo que decidí gastar unos minutos de mi apretada agenda para disfrutar de las gaviotas y de esos enormes, cómodos y lujosos trozos de madera que nunca tendré.

Luego volví a Customs y luego a Queen St. Me parece que acá en Auckland se han tomado su tiempo y dinero para realizar unas grandiosas obras de arquitectura, y no lo digo sólo por el Sky Tower. La ciudad parece estar formada por muchos íconos arquitectónicos que no necesariamente pertenecen al mismo estilo, pero que de alguna manera mantienen una harmonía con la ciudad. Debe ser parte del ambiente cosmopolita que rodea a Auckland, pero qué sé yo de arquitectura.

Lecciones de economía

Hoy me levanté temprano nuevamente (tipo 7:00 am). A pesar de haberme acostado un poco tarde, me animé a salir y aprovechar el día soleado.

Siguiendo los consejos de mi hermana Fran, llevé mi CV en la mochila para ir a dejarlo a HHES (una empresa de reclutamiento, es decir, pegas). Lo bueno es que HHES queda en mi ruta diaria de en la calle College Hill (que después se llama Victoria Street), por lo que no me costó llegar. Pero como indica Murphy, el lugar estaba cerrado. Rato más tarde, Fran me envía un mensaje de texto (el medio de comunicación más usado en Nueva Zelanda) diciéndome que no están reclutando porque no hay pegas.

De cualquier manera, para aprovechar el tiempo yo ya me encontraba en el supermercado, realizando comparaciones de precios... finalmente mi dieta neozelandesa se basará en:
  • Bananas: NZ$2.79 kg (± $1032 kg)
  • NZ Navel Oranges: NZ$1.99 kg (± $736 kg)
  • Yummy Granny Smith Apples: NZ$2.99 2kg pack (± $1106 el pack de 2 kg)
... para todo lo demás existe MasterCard.

The Queen is dead... long live the Burger King!

Una buena caminata y una mañana llena de cultura verdaderamente abren el apetito. Y qué mejor manera de continuar el ambiente de cultura que con un poco de sabor digno de la realeza: Burger King!

Hay que admitirlo: los antiguos imperios cayeron, pero se ha levantado uno nuevo llamado Comida Rápida. Digan lo que digan, nadie puede negar que la lombriz solitaria deja de alegar luego de un buen whopper.

Bohemian Rhapsody

Luego de mi funesta experiencia felina, y tras haberme lavado la cara hasta casi desollarme, decidí realizar un paseo matutino sin rumbo. Eso cambió rápidamente al abrir mi biblia de viajero (el Lonely Planet) y encontrar en los sitios recomendados uno que me llamó mucho la atención: Auckland Art Gallery.

Esta galería de arte está dividida en 2. La primera es la galería principal (Main Gallery), en la cual se encuentran piezas tradicionales y con motivos Maori. La segunda (New Gallery) contiene piezas de arte contemporáneo y PARA NADA tradicionales... pero vamos por parte.

Comencé caminando amenamente por el Mid-Town en dirección al Sky Tower (punto emblemático del centro de la ciudad que sirve además como punto de referencia, pues se ve desde muchísimos lugares), caminando por Victoria Street, una de mis calles más concurridas pues es donde me ha dejado la Fran todos los días en la mañana. Luego de recorrer un buen trecho, llegué a Kitchener Street, donde se encuentran ambas galerías de arte, además de un parque (Albert Park) que más adelante visitaré.

Ingresé al lugar, dejé mi mochila y me dirigí a la primera sala, donde me encontré con un cuadro que mezclaba elementos modernos con temática Maori... bastante bonito. Luego, otro cuadro llamó mi atención: un "lienzo" semicircular dividido en 2, semi-pintado con brochazos blancos que seguían la misma curvatura del lienzo. Viéndolo de lejos parecía un túnel. Luego de escuchar un poco la explicación de un guía (que educaba a un grupo de niños de colegio) comprendí que el lienzo dividido en 2 correspondía a la isla norte y sur de Nueva Zelanda, y que los brochazos entregaban una perspectiva que invitaba a la introspección y a la unión. Muy interesante.

El tercer cuadro que ví me dejó para adentro: en lugar de lienzo el artista usó una serie de planchas metálicas, una al lado de la otra (pero no pegadas), con varias palabras Maori que asumí que eran lugares o islas de Nueva Zelanda. A lo largo de las planchas, una especie de arcoiris rojo-sangre, y en la parte superior de cada plancha una serie de líneas que parecían ramas, que se "goteaban" formando un tronco, y de raíces las antes mencionadas palabras Maori. Lamentablemente me prohibieron sacar fotos... me habría ahorrado toda esta explicación :P

Luego ingresé a otra sala llena de retratos de Maories. Los cuadros eran de una calidad increible, y 2 de los pintores me impresionaron bastante: Charles F. Goldie y Gottfried Lindauer.

La última sala presentaba unas obras mucho más modernas. Una me impresionó: una lámpara que se prende y apaga a intervalos (Martin Creed[1][2]: "A lamp going on and off"). Quedé plop. Yo saqué mis conclusiones, y los invito a que ustedes saquen las suyas.

Otra obra que me dejó para adentro fue un oso de peluche siendo devorado por una máscara (David Mach[1][2]: "Bear Matchhead"). Lo increible era que la máscara estaba hecha sólo de fósforos, y la cantidad y calidad de detalle era impresionante.

Finalizada mi visita a la galería principal (uff...) me dirigí a la galería nueva... ya estaba un poco cansado, a decir verdad, pero no importó. Entré, di unas cuantas vueltas, me quedé pegado viendo algunas obras, algunos videos, hartos estímulos sonoros y visuales. En resumen: no entendí nada, jajajaja. Creo que un computín como yo no está hecho para entender la mente de un artista abstracto o moderno. Mi límite llega hasta Escher.

lunes, 20 de agosto de 2007

Durmiendo con el enemigo

Al principio pensé que mi peor problema con la fauna local iba a ser la histeria de Nero, la inquieta perrita de Dave. Grave error.

Acechante y silencioso, diestro en el arte del sigilo y, peor aun, maestro de una disciplina que sólo unos pocos animales han logrado alcanzar: ternura. El maldito gato llamado Bungle se acerca hacia mi, ronroneando de antemano... ¡el maldito sabe mi debilidad! Un día un tanto helado y se me acerca un guatero con patas y cola. Agarro al gato y lo pongo en mis piernas para que cumpla su térmica función.

Sin embargo, el gato no contento con haberse acercado a quemarropa, decide atacar con un arma aún más mortal. Comienza a ronronear y a buscar mi mano para que le haga cariño. Si en ese entonces hubiera sabido lo que me deparaba...

Minutos más tarde, algo inesperado comienza a suceder. Primero, un sonido aislado. Luego otro. Y luego más. Una estrepitosa sucesión de estornudos y lagrimeos se avalancha sobre mi sistema respiratorio. Y tan velozmente como éstos llegaron, así también mi ira sobre ese peludo demonio fue creciendo. Sin embargo, lo peor todavía no llegaba.

Al día siguiente, alrededor de las 6:00 am, una picazón en mi ojo derecho llama mi atención. Termino de despertarme, me resfriego un poco el ojo y voy al baño. El espejo me deparaba una última venganza por parte del tierno y cariñoso Mr. Bungle: un ojo hinchado y rojo, con una comezón de los mil y un demonios. Ante este tipo de amenaza, el agua no sirve para nada, ya lo probé... litros y litros... ¡nada! Luego, gotas para los ojos... lo mismo.

Esta vez habrás vencido, gato, pero ya no caeré en esa estratagema dos veces. Si tan sólo ALF estuviera cerca...

Un almuerzo con Jill y Don

Luego de nuestro paseo matutino, nos dirigimos a la casa de Jill y Don. Hacía mucho tiempo que no los veía, y me recibieron muy cordialmente. A pesar de que mis papás me habían lo habían mencionado, no dejó de parecerme peculiar la práctica adoptada por Jill y Don de sacarse los zapatos antes de entrar a la casa, al más puro estilo nippon.

La casa: preciosa. Un estilo antiguo, pero adornado con una mezcla de elementos clásicos y modernos... muy acogedora.

Luego de saludos y de ponernos un poco al día (no había pasado mucho, por lo que fue bastante breve), nos dedicamos a hablar de cosas varias hasta que Jill cometió el grave error de poner pan a la parrilla junto con pesto frente a mí. desde ese momento hasta una hora después, el crujiente pan "a'la grill" con mantequilla y pesto se robó por completo mi atención. Qué cosa más rica, sobre todo luego de una mañana de paseos y caminatas.

Bueno, tras dejar en vergüenza el nombre de Chile (o tal vez sólo mi nombre), una suave cerveza y luego la carne: un enorme trozo marinado con distintas especias, como se suele hacer en esta parte del mundo, y su buen pescado asado (también marinado) con harto limón. Para acompañar, una ensalada surtida y papas asadas. MUY RICO.

Mientras yo me encontraba en pleno proceso de engullir una vaca completa y 2 o 3 cardúmenes, llegó Karen (hermana de Dave) junto a su esposo y a sus 3 hijos menores: las mellizas y Tai. Si bien las mellizas se espantaron apenas me vieron (y dejaron de emitir sonido alguno desde ese momento en adelante), Tai se sintió a sus hanchas, gateando y riendo por toda la casa. Nada de miedo, nada de verguenza, "el mundo es mío" (según sus propias palabras, a lo "Mira Quién Habla").

Muy buena comida, muy agradable compañía. Esperemos que se repita ;)

Montes, Perros y 1-Ups

Luego de un desagradable despertar y de algunas pastillas para remediar la situación, nos subimos al auto junto a Fran, Dave y Nero (la juguetona perrita de Fran y Dave) y partimos en un paseo matutino bastante cordial. En esta ocasión nos dirigimos a distintas zonas de la ciudad, entre ellas el distrito de Takapuna, donde pude apreciar un bonito paisaje con bellas construcciones y mucho, mucho verde (dentro del cual se incluye un enorme campo de golf).

A continuación, nos dirigimos a la zona de Devonport, un distrito de un "nivel" bastante alto, lleno de casas antiguas muy bonitas y bien mantenidas, aunque de terrenos muy pequeños. Fue divertido ver el contraste entre casas tan antiguas y autos deportivos último modelo tan modernos.

Luego nos dirigimos hacia North Head, un "monte" (para nosotros los santiaguinos no es más alto que un pequeño cerro) en el cual se situó hace más de 50 años una fortaleza y centro de almacenamiento militar como apoyo durante la Segunda Guerra Mundial. El lugar estaba lleno de túneles oscuros, rieles oxidados, habitaciones vacías, puestos de guardia, bases de torretas y cañones... se pueden imaginar mi cara de felicidad al ver todos esos juguetes! Yo estaba fascinado, a pesar de que nunca fui muy bueno para la historia.

Por otra parte, Nero estaba tan feliz como yo en ese lugar. Ella corrió de lado para lado, conoció otros perros, jugó en la arena y hasta se metió un poco al agua. Eso sí, lo más divertido fue cuando intentó traernos una rama gigante que encontró en una orilla. ¡La rama era el triple del tamaño del perro!


En fin, una vez acabamos de ver todo North Head, nos dirigimos a otro monte (cuyo nombre no recuerdo en este mismo instante) desde el cual se aprecia una vista preciosa de toda la ciudad, junto con los muchos veleros que todos los días salen a navegar. En este lugar se encuentra un pequeño centro de control climático, junto con un bunker (al parecer para el almacenamiento de "algo", según las precisas indicaciones de Dave ^_^). Sin embargo, lo que más me llamó la atención del lugar fueron las tomas de aire situadas sobre el bunker, y la forma en que las decoraron: las pintaron como hongos, al más puro estilo Mario Bros. Todo un paraíso para nuestro pixelado fontanero con mostacho...

Headache from Hell!

Mi despertar de ayer no funcionó de acuerdo a lo planeado. El primer día fue bueno y me acosté con bastante cansancio, obteniendo un sueño reponedor, sólo para despertarme con un dolor de cabeza de proporciones épicas!

¿Acaso las jaquecas no respetan ni siquiera el hecho de que yo ya haya terminado la universidad? ¿Acaso no me esforcé ya lo suficiente? Al parecer, Excedrin y Kitadol serán mis fieles compañeros en este viaje, quiéralo o no...

sábado, 18 de agosto de 2007

Un sabor diferente

Hoy salimos a comprar algunas cosas con Fran y Dave (entre ellas la tarjeta SIM para mi celular), y paseamos por miles de calles que mi hermanita amablemente me nombraba, y que fracciones de un instante después olvidaba... No es la falta de atención, es el exceso de sueño.

Luego de pasear durante un buen rato, y conocer distinto lugares de interés, un sentimiento común afloró en nosotros tres: HAMBRE. Rápidamente mis ojos se posaron en cuanto restaurant aparecía, especialmente en restaurants de comida japonesa. Luego me explicaron que el sushi en Nueva Zelanda es bastante caro, y que en Chile tenemos mejores y más baratos, como el Akai Sushi.

Dado que nos encontrábamos caminando sin rumbo y que la lombriz solitaria comenzaba a tomar control de nosotros, ingresamos rápidamente en un local que nos indicó Dave. Era un local bastante pequeño pero apropiadamente adornado. Sin embargo, como el hambre no me permitía pensar nada más que en qué plato pedir, no podré describirles en mayor detalle el lugar.

Mis ojos pasearon rápida e indecisamente por el menú, pues todo parecía rico y/o desconocido. Opté por lo desconocido: satay pita (rolled and toasted pita with lettuce, cous cous, mung beans, mango chutney and a minted yoghurt and cucumber sauce with chicken). Creo que no existen palabras para describir la dicha de saciar el hambre voraz, contrastada brutalmente con la insípida e insuficiente comida de avión. Denle a un niño chalecos como regalo de navidad durante 9 años consecutivos, para luego en su décima navidad regalarle un viaje a Disney World guiado por sus personajes favoritos, acompañado de sus mejores amigos durante 2 semanas... captan?

Una mezcla bastante especial, del familiar pan pita unido a muchos ingredientes que no sé qué son ni cómo se pronuncian, pero que saben muy, muy rico. Un sabor agridulce pero no invasor, con la suavidad del pan pita, una pequeña acidez provista por la salsa de yoghurt, y una textura levemente crocante del pollo... genial.

Una vez saciada el hambre, volvieron a mi mis facultades, y con ellas la capacidad de leer. El local se llamaba Fatima's. Absolutamente recomendado, aunque según Dave, mejor no prueben el Banana Smoothie. Créanle, es chef.

LAN: El encanto de volar... apretado

Hoy puse pie en tierra neozelandesa. Es el primer día de muchos que compondrán este viaje de 7 meses en Tierra Media. Ya me han hablado de muchas maravillas que me aguardan en este gran país, y que en este tiempo podré experimentar por mí mismo. Sin embargo, como toda travesía épica e inolvidable, el camino no puede ser fácil...

El despegue del avión fue maravilloso, como todos los despegues lo son para un fanático del aire como yo. Sin embargo, había un pequeño detalle que opacaba la majestuosidad de los cielos y la paz que éstos ofrecen: un asiento ocupaba el espacio que debía estar reservado para mis rodillas. Desde el momento en que intenté compartir mi reducido espacio junto con mi mochila (que a esta altura ya no cabía en el compartimento de arriba del asiento) noté que me encontraba en aprietos, LITERALMENTE.

Durante las primeras horas no fue un mayor inconveniente. El problema surgió cuando apagaron las luces y me obligaron a enfrentar a mi problema cara a cara: cómo hacer para dormir. Tomen los siguientes elementos: (1) brazos y piernas largas, (2) un cuerpo no lo suficientemente delgado, (3) una mochila sobrecargada a punto de explotar, (4) un compañero de asiento con el mismo problema de tamaño que yo, y (5) un asiento diseñado para el estándar chileno de metro sesenta. El resultado fue un nuevo estilo de baile, asincopado y caótico para intentar conciliar el espacio de mis rodillas con el asiento de adelante, de mi mochila con mis pies, de mi cuello con una cabecera de asiento inexistente... captan la idea.

Afortunadamente, yo contaba con un aliado que los diseñadores de asientos para aviones no esperaban: mi fiel iPod cargado de buena música, especialmente el disco In Absentia de Porcupine Tree. Este disco se había transformado hace ya algunos años en mi somnífero favorito durante mis ratos de descanso (siesta) en la universidad. No me malinterpreten: el disco es increible, pero ya lo he escuchado tantas veces que se transformó en un sonido natural para mis oidos.

En fin, gracias a Porcupine Tree, Rush y algo de Saint Germain des Prés Café logré vencer el obstáculo anti-ergonométrico que yacía ante mí. Una vez domada la bestia, el resto fue un paseo por el valle. Ronquidos al por mayor fueron mi mayor aporte musical, y una vez cerrados los ojos, mis piernas en estado de acordeón dejaron de ser un problema...