
Afortunadamente a mi jefa le regalaron un iPod Nano, aparato mágico que nos permitirá solucionar todos nuestros problemas de epilepsia musical. Pero cada nueva solución conlleva una serie de nuevos problemas: mi jefa no sabe usarlo. "Pero no importa! Hay un computín lavando platos en la cocina!" He aquí el comienzo de mi sufrimiento...
Hoy fui a la casa de mi jefa para enseñarle brevemente cómo usar su iPod, y así librarnos de los odiosos saltos en la música del café (y además poder disfrutar de un repertorio musical un poco más variado). Sin embargo, este pobre computín se dio cuenta rápidamente de que su jefa no sólo no sabía usar el iPod, sino que nunca había usado iTunes ni bajado música de internet... Y tampoco había leído el manual de 3 páginas que viene con el iPod. Tal vez porque estaba en chino. Y en japonés. Y en español, italiano y... en INGLÉS! Maldición, Apple, hagan manuales fluorescentes para la próxima!
Relatar las horas de esfuerzo y de sufrimiento tomaría varios volumenes (o Gigabytes de texto plano, para los que entiendan), por lo que les daré un pequeño ejemplo: traten de explicarle a su hermanito pequeño de 2 años 3 meses sobre física cuántica, procesos adiabáticos y redes neuronales luego de haberle dado una dosis sustancial de valium... la cara de absoluta incomprensión será prácticamente la misma.
Ante mi frustración, decidí aplicar otro método: imitación. "Siga atentamente lo que yo hago, y hágalo usted después, ok?" "Uh... ok". Luego de aplicar 10 veces este método, logramos copiar un CD de música a la librería de iTunes. Eso la mantendrá entretenida por unas cuantas semanas. Misión cumplida... por ahora.