Bienvenidos...

... a mi blog sobre mi viaje a Nueva Zelanda. Aquí podrán enterarse de mis aventuras y desventuras en este lejano país del otro lado del mundo, vividas a lo largo de los 7 meses de travesía.

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Les aviso a los lectores que este blog está escrito de manera que las fechas de los posts no corresponden a su fecha de publicación, sino que a la fecha en que ocurren los sucesos descritos.

sábado, 18 de agosto de 2007

LAN: El encanto de volar... apretado

Hoy puse pie en tierra neozelandesa. Es el primer día de muchos que compondrán este viaje de 7 meses en Tierra Media. Ya me han hablado de muchas maravillas que me aguardan en este gran país, y que en este tiempo podré experimentar por mí mismo. Sin embargo, como toda travesía épica e inolvidable, el camino no puede ser fácil...

El despegue del avión fue maravilloso, como todos los despegues lo son para un fanático del aire como yo. Sin embargo, había un pequeño detalle que opacaba la majestuosidad de los cielos y la paz que éstos ofrecen: un asiento ocupaba el espacio que debía estar reservado para mis rodillas. Desde el momento en que intenté compartir mi reducido espacio junto con mi mochila (que a esta altura ya no cabía en el compartimento de arriba del asiento) noté que me encontraba en aprietos, LITERALMENTE.

Durante las primeras horas no fue un mayor inconveniente. El problema surgió cuando apagaron las luces y me obligaron a enfrentar a mi problema cara a cara: cómo hacer para dormir. Tomen los siguientes elementos: (1) brazos y piernas largas, (2) un cuerpo no lo suficientemente delgado, (3) una mochila sobrecargada a punto de explotar, (4) un compañero de asiento con el mismo problema de tamaño que yo, y (5) un asiento diseñado para el estándar chileno de metro sesenta. El resultado fue un nuevo estilo de baile, asincopado y caótico para intentar conciliar el espacio de mis rodillas con el asiento de adelante, de mi mochila con mis pies, de mi cuello con una cabecera de asiento inexistente... captan la idea.

Afortunadamente, yo contaba con un aliado que los diseñadores de asientos para aviones no esperaban: mi fiel iPod cargado de buena música, especialmente el disco In Absentia de Porcupine Tree. Este disco se había transformado hace ya algunos años en mi somnífero favorito durante mis ratos de descanso (siesta) en la universidad. No me malinterpreten: el disco es increible, pero ya lo he escuchado tantas veces que se transformó en un sonido natural para mis oidos.

En fin, gracias a Porcupine Tree, Rush y algo de Saint Germain des Prés Café logré vencer el obstáculo anti-ergonométrico que yacía ante mí. Una vez domada la bestia, el resto fue un paseo por el valle. Ronquidos al por mayor fueron mi mayor aporte musical, y una vez cerrados los ojos, mis piernas en estado de acordeón dejaron de ser un problema...

3 comentarios:

Lokeli dijo...

Que rico que el despegue haya sido excitante y que a pesar del mal estar de sus rodillas una buena música haya alivianado todo.
Lo más importante es que todo haya salido bien y que ya estés en tierra firme :)

Uff que duro el comienzo de esta enorme travesía...pero digna de un aventurero.
No puede haber aventura sin problemas, pero esto recién comienza y se que a pesar de el viaje turbulento lo que le espera es algo impresionante e inolvidable.

Sebastián Viu dijo...

HOLA ANDRÉS!!!!!!
Claro, los aviones están hechos para hobbits como yo, son realmente chicos.
Pero como dice la Radio Futuro (la única radio de rock en el dial chileno) QUE NO TE FALTE ROCK!!!!

La música siempre es una buena compañía y mejor es cuando es buena música.
Seba Viu

Rafael Olavarrieta dijo...

Buenas (qué diferencia horaria tenemos con NZ? Si mal no recuerdo son 12-13 horas, una cosa así ) noches (en el caso anterior), estimado amigo viajero.

Por lo que veo ha sido de todo tu agrado el viaje por PAN Chile: los asientos más incómodos de este lado del orbe. Sin embargo, lograste llegar y eso es lo importante. Además acompañado de muy buena música (debo decir que Rush y Saint Germain des Prés Café son de lo que más me gusta que mencionaste, aunque Procupine Tree también es algo notable).

De cualquier modo, se te extraña mucho por estos lares. Ojalá que te topes con orcos amigables y troles simpaticones y uno que otro ent por allá por The Middle Earth.

Saludos!