Hoy salimos a comprar algunas cosas con Fran y Dave (entre ellas la tarjeta SIM para mi celular), y paseamos por miles de calles que mi hermanita amablemente me nombraba, y que fracciones de un instante después olvidaba... No es la falta de atención, es el exceso de sueño.
Luego de pasear durante un buen rato, y conocer distinto lugares de interés, un sentimiento común afloró en nosotros tres: HAMBRE. Rápidamente mis ojos se posaron en cuanto restaurant aparecía, especialmente en restaurants de comida japonesa. Luego me explicaron que el sushi en Nueva Zelanda es bastante caro, y que en Chile tenemos mejores y más baratos, como el Akai Sushi.
Dado que nos encontrábamos caminando sin rumbo y que la lombriz solitaria comenzaba a tomar control de nosotros, ingresamos rápidamente en un local que nos indicó Dave. Era un local bastante pequeño pero apropiadamente adornado. Sin embargo, como el hambre no me permitía pensar nada más que en qué plato pedir, no podré describirles en mayor detalle el lugar.
Mis ojos pasearon rápida e indecisamente por el menú, pues todo parecía rico y/o desconocido. Opté por lo desconocido: satay pita (rolled and toasted pita with lettuce, cous cous, mung beans, mango chutney and a minted yoghurt and cucumber sauce with chicken). Creo que no existen palabras para describir la dicha de saciar el hambre voraz, contrastada brutalmente con la insípida e insuficiente comida de avión. Denle a un niño chalecos como regalo de navidad durante 9 años consecutivos, para luego en su décima navidad regalarle un viaje a Disney World guiado por sus personajes favoritos, acompañado de sus mejores amigos durante 2 semanas... captan?
Una mezcla bastante especial, del familiar pan pita unido a muchos ingredientes que no sé qué son ni cómo se pronuncian, pero que saben muy, muy rico. Un sabor agridulce pero no invasor, con la suavidad del pan pita, una pequeña acidez provista por la salsa de yoghurt, y una textura levemente crocante del pollo... genial.
Una vez saciada el hambre, volvieron a mi mis facultades, y con ellas la capacidad de leer. El local se llamaba Fatima's. Absolutamente recomendado, aunque según Dave, mejor no prueben el Banana Smoothie. Créanle, es chef.
Bienvenidos...
... a mi blog sobre mi viaje a Nueva Zelanda. Aquí podrán enterarse de mis aventuras y desventuras en este lejano país del otro lado del mundo, vividas a lo largo de los 7 meses de travesía.
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Les aviso a los lectores que este blog está escrito de manera que las fechas de los posts no corresponden a su fecha de publicación, sino que a la fecha en que ocurren los sucesos descritos.
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3 comentarios:
Que entretenido debe haber sido pasear por las calles de New Zeland :)...no te preocupes a la larga recordaras las calles de la ciudad jajajaja
Que lastima que el sushi sea caro como para que lo probaras, pero es un detalle, de todas maneras por lo visto probaste un plato exquisito que debe haber tenido un sabor muy distinto a los platillos de acá por las especias que tenia.
Que rico saber que sigues bien y como tu dices “como un niño en Disney World”, debe ser fascinante vivir en este minuto lo que estas pasando.
Cuídese y espero seguir leyendo sus historias de “Un Chileno en Tierra Media”.
Ohhh el satai(saté/satei) es un verdadero manjar de dioses!
Recuerdo (al tiempo que se me hace agua la boca), cuando era un mocoso y vivía en Singapur, a unos malayos (Malasia), que vendían unos palitos tipo anticucho con esa salsa mágica. Lástima que aquí en el Chile nadie venda ,al menos no económico!
mmhmhmmm creo que encontré una oportunidad de negocio jeje.
Saludos desde Chile!
Zeithan
itineris ad astra
Cuál es mi afán de comentar todos y cada uno de los posts? Pues ninguno la verdad, solo hacerlo.
Por lo que mencionas eso me parece ser comida Thai, por los ingredientes (aunque más me atrevería a decir por el nombre, jajaja) y lo agridulce y ácido, eso siempre caracteriza ese tipo de comida.
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